domingo, 3 de mayo de 2009

LA DIMENSION GRAMATICAL EN EL ESTUDIO DEL LENGUAJE

Nota: el anexo del módulo 2 (las notas de los capítulos 1 y 3 de Chomsky) se encuentran desde el lunes 4 de mayo a las 14.30 hs. en fotocopiadora.

LA DIMENSION GRAMATICAL EN EL ESTUDIO DEL LENGUAJE


por Oscar D. Amaya

Las nuevas teorías gramaticales han abierto horizontes insospechados
y dejado al descubierto vastísimos caminos para transitar, fundando nuevas
formas de reflexión sobre el lenguaje, apelando a los hombres sobre el valor
y la complejidad de los sistemas lingüísticos, advirtiendo lo inagotable y
omnipresente de la semanticidad del lenguaje, desplegando el espacio para
la especulación, despertando el interés por el descubrimiento, adjudicando a
la agramaticalidad un papel de punto de referencia, explorando los
límites de las reglas y de la gramaticalidad e introduciéndose así en
el misterio de la psiquis humana y conjeturando cómo el niño
adquiere de manera tan rápida y eficaz mecanismos tan complejos.

M. Viramonte y A. Carullo


El lenguaje forma parte de la existencia cotidiana de las personas al punto que suele considerárselo como un objeto transparente del que puede darse cuenta mediante el sentido común, por el hecho de que un hablante nativo puede emplearlo sin demasiada dificultad. Todo hablante cuenta con un léxico más o menos amplio, conoce de manera inconsciente reglas que le permiten formar palabras y oraciones y puede distinguir si están bien formadas o no, así como reconocer las condiciones del contexto lingüístico en el que un enunciado es o no adecuado, entre otras competencias.

Sin embargo, como bien plantea Di Tullio (1995), tomar distancia de la lengua para convertirla en un objeto de reflexión supone, a diferencia del sentido común, adoptar una posición no ingenua, que representa una tarea compleja. El cursante de Linguística y Semiótica debe poseer un conocimiento sistematizado acerca del funcionamiento de la lengua que requiere de un saber científico formulado mediante reglas, principios y leyes. En otras palabras, conocer la gramática de su lengua nativa.

La gramática puede abordarse en forma restringida o en una acepción amplia. Es decir, puede estudiar solamente las unidades significativas y su combinatoria, a partir de dos partes: la morfología y la sintaxis. La primera se ocupa de la estructura interna de las palabras, es decir, la identificación y descripción de las unidades mínimas de análisis (los morfemas) y de su organización dentro de la palabra. La morfología determina que palabras como libro no son segmentables en partes que preserven la dualidad entre sonido y significado, en tanto que palabras como libro-s; libr-ero o libr-ito contienen dos unidades morfológicas cada una. Por su parte, la sintaxis estudia la combinatoria en el sintagma y en el marco de la oración, su unidad máxima.

Una forma ampliada de abordaje de la gramática, es la representada por la gramática moderna, en particular la generativa fundada por Noam Chomsky, que interpreta gramática incorporando otros componentes al componente morfosintáctico: el fonológico, que concierne al sistema de sonidos de una lengua y que determina la pronunciación de una determinada secuencia, y el semántico, que incluye el significado de las palabras y el de las construcciones de las que aquéllas forman parte.

En un sentido descriptivo, la gramática designa al conjunto de las regularidades fonéticas, morfológicas, sintácticas, observables en cierta lengua, y la representación de estas regularidades. En un sentido linguístico, refiere tanto al análisis de las regularidades observables en cierta lengua, como al modelo teórico que permite estos análisis (como por ejemplo la gramática sintagmática, la funcional, etc.)

La gramática generativa, en cambio, produce un nuevo sentido: no se trata de un modelo de las lenguas existentes, sino de la facultad del lenguaje, es decir, de la capacidad que todo niño tiene de aprender y hablar una lengua cualquiera. Se plantea desde este punto de vista, una gramática formal como un conocimiento implícito que un hablante-oyente ideal posee de su lengua, que permite decidir si una combinación cualquiera de palabras pertenece o no a la lengua: un perro hambriento pertenece al castellano, pero no perro un hambriento. Una gramática en este sentido, de carácter lógico, se define como un conjunto finito de reglas de reescritura que permiten engendrar, desde un vocabulario también finito, un conjunto de oraciones bien formadas que puede ser infinito. En otras palabras, un conjunto restringido de principios generales comunes a todas las lenguas, que lleva asociado un conjunto -también restringido- de parámetros responsables de la variación entre las lenguas.


Desde un punto de análisis general, la gramática puede ser abordada desde dos dimensiones complementarias:

1) como el conocimiento del que dispone un hablante de su lengua, es decir, un saber hacer, un saber fáctico respecto de cómo de forma una construcción lingüística. Se trata de un fenómeno de naturaleza psíquica.
2) como una descripción de la lengua, es decir, como una actividad científica llevada a cabo por un lingüista. Se trata de un saber qué, conocimiento que se formula a través de reglas y principios teóricos.

En tanto saber especializado, la gramática se interesa por conocer y explicitar las reglas generales que dan cuenta del funcionamiento de una lengua adquirida por un hablante de manera “natural” sin enseñanza sistematizada. El conocimiento de la gramática permite comprender que se trata de una herramienta para la adquisición de habilidades metalingüísticas, es decir, un medio para el control del lenguaje: una reflexión, una adecuada producción y la supervisión de su comprensión. Esta conciencia metalingüística requiere de un aprendizaje por parte de quien estudie la lengua. A través de una creciente apropiación de esta competencia, se perfecciona la posibilidad de analizar producciones orales y textuales, monitorear la propia producción oral y escrita, así como desautomatizar procedimientos de escritura y establecer relaciones entre el lenguaje objeto y el metalenguaje.

Una de las dimensiones de la gramática que deben comprenderse para llevar a cabo un eficaz desempeño como usuario del lenguaje, es la de la lengua escrita. La escritura puede ser entendida como un sistema para construir significados que se constituye en unidades semánticas. La unidad de sentido mayor es el texto, es decir, un complejo semántico-discursivo que se realiza a través de los componentes de la gramática: parágrafos, párrafos y oraciones o cláusulas. Estos componentes se distinguen por su aspecto gráfico: mientras que la oración está limitada por mayúscula al inicio y punto al final, el párrafo por sangría y punto y aparte, en tanto que el parágrafo es un conjunto de párrafos encabezado por un subtítulo que sintetiza su contenido.

Respecto de la oración analizada como una unidad estrictamente gramatical (ya que puede ser abordada también como una unidad de comunicación), se trata de una unidad de construcción (máxima unidad de la sintaxis), por lo cual corresponde definirla a partir de su estructura interna, debiendo identificarse entonces los constituyentes que la integran. Tradicionalmente, se la definió por sus dos constituyentes: un sujeto y un predicado. En su caso típico, el núcleo del predicado es un verbo conjugado, es decir que presenta la flexión de persona y número, en concordancia con el sujeto, y de tiempo y modo, que caracterizan a la oración en su conjunto. Así, la oración es entendida como una construcción predicativa.

La gramática generativa adoptó como axioma inicial la siguiente definición de oración: la Oración consiste de un Sintagma Nominal seguido de un Sintagma Verbal ( O --- SN, SV )

A continuación, transcribimos una serie de fragmentos de diversas obras de Noam Chomsky, que serán útiles para la comprensión de los problemas que aborda.

El lenguaje humano tiene sus bases en una propiedad elemental que parece estar biológicamente aislada: la propiedad de la infinitud discreta, que se manifiesta en su forma más pura en los números naturales 1,2,3,… etc. Los niños no aprenden esta propiedad. A menos que la mente ya posea los principios básicos de ella, no hay ninguna evidencia empírica que pueda proveerlos. De manera similar, ningún niño tiene que aprender que hay oraciones de tres o cuatro palabras, pero no de cuatro palabras y media, y que las oraciones pueden extenderse infinitamente, puesto que es siempre posible construirlas de modo más complejo, con formas y significados muy precisos. Para usar una frase de David Hume, este conocimiento no puede sino provenir de “la mano original de la naturaleza”, como parte de nuestra herencia biológica.

Esta propiedad intrigó a Galileo, quien consideró que el descubrimiento de un medio para comunicar “nuestros pensamientos más secretos a otra persona, usando 24 pequeños signos” era la más importante de todas las invenciones humanas. Esta invención tuvo éxito porque refleja la infinitud discreta del lenguaje que tales signos representan. Poco más tarde, los autores de la Gramática de Port Royal no dejaron de sorprenderse ante la “invención maravillosa” de que se pueda construir con un par de docenas de sonidos una infinitud de expresiones que nos permiten revelar a otro lo que pensamos, imaginamos o sentimos. Desde un punto de vista contemporáneo, esto ciertamente no es una “invención”, pero no por ello es menos “maravilloso” como producto de la evolución biológica, sobre el cual en este caso no se sabe casi nada.

La facultad de lenguaje puede ser considerada como “órgano del lenguaje”, en el mismo sentido en que científicos hablan del sistema de la vista, el sistema inmunológico o el sistema circulatorio, como órganos del cuerpo. Entendido así, un órgano no es algo de se pueda extraer dejando el resto del cuerpo intacto. Es un subsistema en una estructura más compleja. Lo que esperamos es entender toda su complejidad a partir del estudio de las partes que tienen características distintivas y su forma de interactuar. El estudio de la facultad del lenguaje procede de la misma manera.
Chomsky, N. 1998. Nuestro conocimiento del lenguaje humano. Santiago de Chile, Bravo Allende Editores, 15-16


En adelante entenderé que la lengua es un conjunto (finito o infinito) de oraciones, cada una de ellas de una longitud finita y construida a partir de un conjunto de elementos finitos. Todas las lenguas naturales, en su forma hablada o escrita, son lenguas en este sentido, ya que cada lengua natural tiene un número finito de fonemas (o letras en su alfabeto), y cada oración es representable como una secuencia finita de estos fonemas (o letras) aun cuando el número de oraciones es infinito. [….]
Chomsky, N. 1957. Estructuras sintácticas, capítulo II “La independencia de la sintaxis”.}

“El propósito fundamental del análisis lingüístico de una lengua L es el de separar las secuencias gramaticales que son oraciones de L, de las secuencias agramaticales que no son oraciones de L, y estudiar la estructura de las secuencias gramaticales será un dispositivo que genere todas las secuencias gramaticales de L y ninguna de las agramaticales.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 5-6.

“Lo que concierne primariamente a la teoría lingüística es un hablante-oyente ideal, en una comunidad lingüística del todo homogénea, que sabe su lengua perfectamente y al que no afectan condiciones sin valor gramatical, como son las limitaciones de memoria, distracciones, cambios de centro de atención e interés y errores (característicos o fortuitos) al aplicar su conocimiento de la lengua al uso real. Esta me parece que ha sido la posición de la lingüística general moderna, y no se ha dado ninguna razón convincente para modificarla. Para estudiar el uso lingüístico real debemos considerar la acción de muy varios factores, de los cuales la competencia subyacente del hablante-oyente ideal es solamente uno. En este sentido, el estudio del lenguaje no difiere de la investigación empírica de otros fenómenos complejos.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 5-6.


“Hacemos, pues, una distinción fundamental entre competencia (el conocimiento que el hablante-oyente tiene de su lengua) y actuación (el uso real de la lengua en situaciones concretas). Solo en la idealización establecida en el párrafo anterior la actuación es reflejo directo de la competencia. En la realidad de los hechos, es obvio que no puede reflejar directamente la competencia. […] Para el lingüista como para el niño que está aprendiendo la lengua el problema es determinar con los datos del uso el sistema de reglas subyacentes que el hablante-oyente domina y del que se vale en la actuación concreta. De ahí que, en sentido técnico, la teoría lingüística sea mentalística, ya que trata de descubrir una realidad mental subyacente en la conducta concreta.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 5-6.

“Una gramática de una lengua pretende ser la descripción de la competencia intrínseca del hablante-oyente ideal. Si la gramática es, además, perfectamente explícita –en otras palabras, si no depende de la inteligencia y comprensión del lector; antes al contrario, proporciona un análisis explícito de lo que el lector pondría de su parte-, podemos llamarla (con cierta redundancia) gramática generativa.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 25.

“A una gramática se la puede considerar como una teoría de la lengua y es descriptivamente adecuada en la medida en que se describe la competencia intrínseca del hablante nativo idealizado. Las descripciones estructurales asignadas a las oraciones por la gramática, las distinciones que hace entre bien-formado y aberrante, y demás, deben corresponder, para que sea descriptivamente adecuada, a la intuición lingüística del hablante nativo (sea o no inmediatamente consciente de ello) en una clase sustancial y significativa de casos cruciales”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 26


“En la medida en que la teoría lingüística acierta a seleccionar una gramática descriptivamente adecuada sobre la base de datos lingüísticos primarios, podemos decir que satisface la condición de adecuación explicativa. Es decir, en esta medida ofrece una explicación de la intuición del hablante nativo sobre la base de una hipótesis empírica relativa a la predisposición innata del niño para configurar un cierto tipo de teoría para tratar los datos que le son presentados.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 26

Podemos imaginar la facultad del lenguaje como una red compleja e intrincada dotada de un conmutador consistente en una serie de interruptores que pueden estar en una de dos posiciones. A menos que los interruptores estén colocados en una de ellas, el sistema no funciona. Cuando están colocados en una de las formas permitidas, entonces el sistema funciona de acuerdo con su naturaleza pero de manera distinta dependiendo de cómo estén colocados los interruptores.
La red constante es el sistema de principios de la GU; los interruptores son los parámetros que serán fijados por la experiencia.
Los datos presentados al niño que aprende la lengua deben bastar para colocar los interruptores de una u otra manera. Cuando los interruptores están en posición, el niño tiene el dominio de una lengua, que esa expresión tiene un significado particular, etc. (Chomsky 1988: 57-58)


Bibliografía

AA.VV. (2003) Lingüística en el aula. Año 4 - nro. 4. Publicación anual del Centro de Investigaciones Lingüísticas de la Universidad Nacional de Córdoba.
Di Tullio, A. (1995) Manual de gramática del español. Buenos Aires, ed. La Isla de la luna.
Houdé, O. y otros (2003) Diccionario de ciencias cognitivas. Buenos Aires, Amorrortu eds.

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